Sí señor, el vino puede sacar cosas que el hombre se calla. Cosas que queman por dentro, cosas que pudren el alma de los que bajan los ojos, de los que esconden la cara. El vino entonces libera la valentía encerrada y los disfraza de machos, como por arte de magia. Y entonces son bravucones, hasta que el vino se acaba. Pues del matón al cobarde, sólo media la resaca..
Sí señor, el vino puede sacar cosas que el hombre se calla. Cambia el prisma de las cosas cuando más les hace falta. A los que llevan sus culpas como una cruz a la espalda. La impura se piensa pura, como cuando era muchacha, y el estado regatea la medida de su drama. Y todo tiene colores de castidad simulada. Pues siempre acaban el vino y los dos, en la misma cama.
Sí señor, el vino puede sacar cosas que el hombre se calla. Pero ¡qué lindo es el vino! El que se bebe en la casa del que está limpio por dentro y tiene, y tiene brillando el alma. Que nunca le tiembla el pulso cuando pulsa una guitarra, que no le falta un amigo ni noches para gastarlas, que cuando tiene un pecado, siempre se nota en su cara. Que bebe el vino por vino, y bebe el agua por agua.
Alberto Cortéz
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